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Remesas: el salvavidas económico que sostiene a Nicaragua en este 2025

La economía de Nicaragua se mantiene de pie gracias al sacrificio de sus migrantes. Las más recientes cifras del Banco Central de Nicaragua (BCN) confirman que las remesas familiares siguen siendo el motor que alimenta el consumo interno y estabiliza la balanza de pagos, mientras el país muestra una preocupante dependencia de los dólares enviados desde el extranjero, sobre todo desde Estados Unidos.

Según los datos oficiales, entre enero y abril de 2025 ingresaron 1,943.1 millones de dólares en concepto de remesas, lo que representa un aumento del 22.2% respecto al mismo periodo del año pasado. Esta inyección de dinero, vital para miles de hogares, refleja cómo el esfuerzo de la diáspora compensa las debilidades estructurales de la economía nacional.

El rol de la diáspora en la economía

El 84% del total —equivalente a 1,632.2 millones de dólares— provino de Estados Unidos, consolidando a ese país como la principal fuente de ingresos externos para Nicaragua. Sin embargo, esta concentración de origen expone al país a una vulnerabilidad extrema frente a cambios en las políticas migratorias o en las condiciones laborales de los nicaragüenses en el exterior.

El dinero no solo garantiza la subsistencia de miles de familias, también sostiene al sistema financiero y al PIB. Basta recordar que en 2024 las remesas ascendieron a 5,243.1 millones de dólares, representando un 26.62% de la riqueza generada en el país.

Riesgos en el horizonte

El futuro, sin embargo, está marcado por la incertidumbre. Propuestas como la aplicación de un impuesto del 3.5% a las remesas en Estados Unidos, el aumento de las deportaciones o la revocación de permisos como el «parole humanitario» ponen en riesgo la estabilidad de este flujo económico.

Si estas medidas se consolidan, miles de familias nicaragüenses quedarían expuestas a una crisis aún más profunda, al depender casi exclusivamente de la voluntad política y migratoria de otro país para sobrevivir. Bajo el gobierno de Daniel Ortega, la economía nacional sigue sin diversificarse, y su mayor sostén continúa siendo la diáspora que se sacrificó y se fue.

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