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¿Qué se sabe del incendio en la vivienda del reparto Divino Niño?

El olor a madera quemada todavía flotaba en el aire del reparto Divino Niño, en Chinandega, cuando la tarde del martes 12 de agosto dejó a una familia con lo puesto y sin un techo que los cobijara. El incendio, voraz y repentino, convirtió en cenizas lo que durante años había sido su hogar, dejando pérdidas superiores a los 100 mil córdobas.

La casa, construida de zinc y madera, pertenecía a Petronila de Jesús Lara. Allí vivían tres adultos y dos niños que, por fortuna, lograron escapar antes de que el fuego se tragara las paredes y el techo. No hubo heridos, pero sí un vacío enorme: las llamas no perdonaron ni las camas matrimoniales ni el televisor, ni la cocina, ni la ropa, ni el último rincón donde guardar los recuerdos.

Los vecinos fueron los primeros en reaccionar. Con baldes de agua y palas intentaron frenar la furia del incendio mientras llegaban los Bomberos Unidos. Las cisternas y el equipo especializado evitaron que el fuego saltara a las viviendas colindantes, salvando al barrio de una tragedia mayor.

Las primeras investigaciones apuntan a un cortocircuito: alambres de amarre habrían hecho contacto con el tendido eléctrico, provocando una chispa que en segundos se transformó en un infierno.

Cuando todo terminó, Petronila y su familia permanecieron en silencio, mirando cómo entre los escombros humeantes no quedaba nada reconocible. Allí, donde antes había risas y rutinas, ahora solo había polvo gris y el eco de un hogar perdido.

Las autoridades locales recomiendan revisar periódicamente las instalaciones eléctricas y evitar conexiones improvisadas, recordando que la prevención puede ser la única barrera entre la vida cotidiana y una tragedia que lo consume todo.

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