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Análisis sobre el teatro del poder en Chinandega: represión y funcionarios disfrazados de masas

En Chinandega, como en el resto del país el Frente Sandinista ha recurrido a una estrategia desesperada: llenar las calles con instituciones y oficiales para simular respaldo masivo, cuando en realidad carece de capacidad real de movilización. Por lo que desde lo local aportamos algunos apuntes sobre el día a día político de Chinandega.

1. Milagros de números usando policías, colegios y burocracia estatal


El FSLN departamental se desespera y movilizan a estudiantes, maestros y policías —bajo presión— para aparentar multitudes en eventos oficiales. Pero no hay base popular espontánea. El uso de instituciones públicas como plantaciones de voluntades saca a relucir la fragilidad del Frente en esta región.

2. José Manuel Chemaya: imagen más que sustancia política


José Manuel Espinoza Cantillano, conocido como Chemaya, es el eterno secretario político departamental, ha sido protagonista visible de la represión desde la crisis de 2018 y es el protagonista en los actos organizados. Sin embargo, su desempeño revela carencias evidentes:

  • En diciembre de 2023, el equipo de Radio Veritas monitoreo su agenda política y fue registrado liderando más de 50 encuentros con pastores evangélicos, en eventos logísticos impulsados desde el FSLN para proyectar control social local.
  • A inicios de 2025, protagonizó un acto de juramentación de paramilitares voluntarios, ante fuerzas policiales y militares, lanzando amenazas contra “golpistas” mientras se defendía del supuesto vacío popular .

Ni la masividad de las reuniones, ni esas exhibiciones de poder militar-policial, reflejan espontaneidad ciudadana o fuerza orgánica política. Carecen en Chinandega y en Nicaragua de tal fuerza.

3. Débil retórica, vacíos intelectuales


Chemaya repite consignas mecánicas: “la Policía Voluntaria está lista”, “control absoluto” Es una retórica hueca, centrada en intimidación en lugar de propuestas, mostrando su falta de recursos intelectuales y políticos para gestionar y convencer, más allá del aparato estatal.

4. Paciencia social al límite


Chinandega no responde: las movilizaciones sandinistas requieren anuncios desde Managua, simulación e imposición. La población, históricamente vibrante en movimientos sociales (como se vio en abril de 2018), permanece al margen de estas convocatorias oficiales, a la espera de una propuesta genuina que actualmente no existe.

En Chinandega, el sandinismo no tiene músculo político real: sus actos son un teatro de números, su base un ejército de funcionarios obedientes y su líder local —Chemaya— es más operador del miedo que líder estratégico o ideológico. El autoritarismo se mantiene, pero la ilusión de consenso se desmorona.

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